MI HISTORIA VOCACIONAL
- CILAC
- 7 feb 2023
- 3 Min. de lectura
Cuando Dios llama lo hace desde el vientre de nuestra mamá, no es casualidad, es un regalo… Para contarles de la obra de Dios en mi alma bastaría que vieran la obra de Dios en su vida, mi historia es la historia de ustedes, una persona con muchas tentaciones, dudas, debilidades, pobre, pero con una sonrisa al saber que Dios me ama y me llama cada día a seguirle, aunque soy pobre y pecadora.
Cuando era pequeña me gustaba ayudar a los demás, los momentos marianos en la escuela, el canto de las hermanas del Colegio, me llenaban de paz, una paz que no tenía en mi corazón, cuando entraba a la casa de las hermanas, el silencio me llamaba mucho la atención, lo único que sabía era que sentía mucha paz, en los momentos difíciles en mi familia y en la escuela, la adoración a Jesús en los retiros era mi escape, me encantaba cantarle a Jesús y mis amigos tocaban la guitarra y cantaban y yo sentía una alegría tan profunda… una paz muy profunda...
Cuando mi hermana Susana enfermó de leucemia me acerqué a Jesús, en los tres años de su enfermedad sentí a Jesús conmigo, que nunca me dejaba sola y eso lo guardo en mi corazón, ya que estar en los momentos difíciles de quien amas para ello se necesita mucho amor y mucho coraje, para sufrir con el otro, para sufrir con la persona que amas. Dios estuvo conmigo en los momentos difíciles que sentí mucho dolor y angustia y nunca me dejó sola y nunca nos deja solos…
Mi mamá un día me preguntó qué quería ser de grande. Y yo le dije que muchas cosas y sorprendida me preguntó "¿no piensas casarte?" A los 18 años no pensaba en casarme, sólo en querer ayudar a los demás. Una noche de agosto de 2014 Jesús me llamó a seguirle, fue un regalo muy hermoso, sentí mucho amor y alegría, como si alguien viera lo de adentro de mí y me dijera lo que realmente me iba a ser feliz, fui y visité a las Misioneras de la Caridad y en la casa vi niños y niñas en sillas de ruedas, con oxígeno, en camas de hospital, discapacitados con malformaciones en su cuerpo y lo que sentí, fue que aquí es mi casa, ésta es mi familia, Dios me quiere aquí…Después de casi un año de visitar a las Misioneras, en junio del 2015 entré como aspirante, no fue sencillo levantarme temprano y muchas cosas más de la vida religiosa, pero eso si, en cada momento difícil Jesús se aseguraba que yo supiera que Él estaba conmigo, ahora estoy en la casa de Lima Perú. A pesar de mis caídas, debilidades y pecados, Dios y las hermanas me tienen mucha paciencia, Dios está vivo, realmente vivo y sigue derramando su gracia y amor sobre mí, sobre mi familia y estoy segura que en ustedes también. Lo único que pide es un corazón abierto para ser sanado(a) y transformado(a), todo con la ayuda de María con ella todo es más fácil y con Dios todo es mejor.
Mi familia fue un instrumento de Dios para acercarme a Él, ayudando a los demás, dando de comer a los trabajadores de nuestra casa, a la gente de la calle, vistiendo a los pobres, visitando a los enfermos, soportando el sufrimiento con Fe de la mano de María, rezando el rosario, viendo por las necesidades de las familias del campo afuera de los hospitales, éstas pequeñas cosas, hechas con gran amor son las que fueron enamorando mi corazón para hacer el regalo más grande a Jesús… no un pedazo de pan ni una vestimenta, sino el regalo de mi vida para Él…
Termino con una frase “AMA Y SÉ VALIENTE”.
Gracias por sus oraciones y sacrificios cuenten con mis oraciones.
DIOS LES BENDIGA
Hna. Sol María Misionera de la Caridad.
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